Porque era mucho más que eso. Más que la velocidad de los buses, del sonido. Más que el silencio de las calles a las cinco de la mañana, la vuelta a casa de quienes quieren olvidar. Más que excursiones tontas a sitios sin sentido. Más que aquel hombre que le contaba sus penas a la golfa de ese bar. Más que miles de historias echadas en cucharitas de café, en sacos de algodón. Era más que amaneceres naranjas y rosados. Era más que el frío que me helaba cuando tú de mi te alejabas. Era más que el mundo monótono de siempre , de la vida que ya no me sorprendía, que a nadie lo hacía. Era "esa nada" que para nosotros, sobre todo para mi, se convirtió en "todo". Ahí comprendí que con tan poco, se hizo grande la ilusión. No se hacerte un dibujo, ni siquiera un croquis. Quizás no sepa siquiera explicártelo de manera detallada, o hablarte sin pararme unos segundos. No le encuentro definición lógica, no le encuentro los mil pies al gato. Era gasolina, era pilas, era batería. Era vitamina, joder. Era energía, era un chute de felicidad. Era sentirme viva.
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