A ojos de cualquier otra persona, este podría ser un mundo normal. Un mundo en el que existen cosas buenas, cosas malas, momentos memorables y otros para olvidar. Pero últimamente, ella solo veía un mundo turbio. En el que la miseria y las malas lenguas la hundían cada vez más y más en ese depravado agujero existente en el medio de su vida.
Ella, que solía ir con la sonrisa siempre puesta, que buscaba palabras para animar a cualquiera, que bailaba y bailaba sin cansarse y que hacía oídos sordos a todo lo que los demás pensasen, dijesen, o calumniasen. Contaba cada noche, todos y cada uno de los peldaños que componían la escalera que la guiaba hacia su mente, y una vez allí coleccionaba sueños y recuerdos vividos. Para poder volver cualquier día y vivir y soñar situaciones felices de antaño. Tenía por costumbre mirar fijamente a los ojos de los desconocidos que se cruzaba por las calles, e imaginarse sus vidas. Y antes de apagar la luz de la habitación se quedaba unos minutos mirando todas y cada una de las imágenes colgadas de la pared, y reflexionaba sobre cada una de ellas, cada noche una reflexión distinta.
Ahora tiene que dejarse todas las mañanas la sonrisa en casa, porque no tiene fuerzas para cogerla y colocársela en la cara. No encuentra los pasos de baile que conseguían liberarla de este mundo y las personas cada vez gritan más y más. Esas voces que entran en su cabeza sin pedir permiso y que la empujan una vez más hacia el agujero en el que se está convirtiendo su vida. Ya no cuenta los peldaños para subir hacia su mente, porque ha dejado de coleccionar sueños y recuerdos. Ya no vive, y si no es capaz de vivir no puede recordar momentos felices. Ya no sueña, ha perdido la ilusión y no la encuentra entre las sábanas. Hace tiempo que se despidió de las calles, hace tiempo que no siente su magia.
Ya no ve esperanza en su mundo. Ni si quiera una pequeña luz la ilumina ahora. Se han tomado la libertad de pensar por ella, de expresar lo que ella siente, sin tener derecho alguno y dejándola muda completamente. Se ven con suficiente fuerza para hundirla, y poco a poco lo consiguen. Se creen lo bastante inteligentes como para saber lo que siente. Y no se dan cuenta de que así la destruyen lentamente a medida que pasan los días.
Sabes? yo creo que ella, debería volver a ser la que era. Debería volver a vivir, a sentir, a coleccionar sueños. Debería volver a tener ilusión. Ella no se merece ese papel en su vida.
Sé fuerte, y vence a todas esas personas.
Ella, que solía ir con la sonrisa siempre puesta, que buscaba palabras para animar a cualquiera, que bailaba y bailaba sin cansarse y que hacía oídos sordos a todo lo que los demás pensasen, dijesen, o calumniasen. Contaba cada noche, todos y cada uno de los peldaños que componían la escalera que la guiaba hacia su mente, y una vez allí coleccionaba sueños y recuerdos vividos. Para poder volver cualquier día y vivir y soñar situaciones felices de antaño. Tenía por costumbre mirar fijamente a los ojos de los desconocidos que se cruzaba por las calles, e imaginarse sus vidas. Y antes de apagar la luz de la habitación se quedaba unos minutos mirando todas y cada una de las imágenes colgadas de la pared, y reflexionaba sobre cada una de ellas, cada noche una reflexión distinta.
Ahora tiene que dejarse todas las mañanas la sonrisa en casa, porque no tiene fuerzas para cogerla y colocársela en la cara. No encuentra los pasos de baile que conseguían liberarla de este mundo y las personas cada vez gritan más y más. Esas voces que entran en su cabeza sin pedir permiso y que la empujan una vez más hacia el agujero en el que se está convirtiendo su vida. Ya no cuenta los peldaños para subir hacia su mente, porque ha dejado de coleccionar sueños y recuerdos. Ya no vive, y si no es capaz de vivir no puede recordar momentos felices. Ya no sueña, ha perdido la ilusión y no la encuentra entre las sábanas. Hace tiempo que se despidió de las calles, hace tiempo que no siente su magia.
Ya no ve esperanza en su mundo. Ni si quiera una pequeña luz la ilumina ahora. Se han tomado la libertad de pensar por ella, de expresar lo que ella siente, sin tener derecho alguno y dejándola muda completamente. Se ven con suficiente fuerza para hundirla, y poco a poco lo consiguen. Se creen lo bastante inteligentes como para saber lo que siente. Y no se dan cuenta de que así la destruyen lentamente a medida que pasan los días.
Sabes? yo creo que ella, debería volver a ser la que era. Debería volver a vivir, a sentir, a coleccionar sueños. Debería volver a tener ilusión. Ella no se merece ese papel en su vida.
Sé fuerte, y vence a todas esas personas.
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